Intentar explicar con palabras un sentimiento a una persona con la que no quieres compartirlo, sentir como se va formando un nudo en la garganta, y no querer demostrarlo siquiera. Sonreír cuando por dentro desearías gritarle lo mal que te hace sentir. Que te diga que no te esfuerzas lo suficiente, que madures, y que si no vales, te plantees hacer otra cosa. Que vuelva a abrir esa herida, y que sangre mares de pensamientos encerrados bajo endeble sutura.
Salir corriendo. Correr hacia un lugar, cualquiera, donde nadie pueda verte. Correr como si te fuera la vida en ello. Esconderte en ese lugar, crearte una burbuja y darle vueltas, una y otra vez a la situación. Odio que las cosas malas se repitan. Odio volver a sentirme como en el pasado.
De repente notar como de tus ojos empiezan a brotar unas lágrimas tímidas. Esas lágrimas que te ahogaban. Esas lágrimas que has estado oprimiendo.
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